Genial la música de los primeros créditos. Lo sucesivo se convierte en una quirúrgica descripción de una fuga en tiempos de la invasión nazi en Lyon. Me recoró muchísimo a “La Evasión”, la cual es posterior (1960), por lo que no me cabe la menor duda de que sirvió de punto de partida para Becker esta obra de Bressot.

La puerta de madera de la celda escenifica la paciencia del geo, amén de su gran capacidad artesanal. Luego tuvimos a MacGyver, pero Fontaine nos vende una fuga mítica, por la puerta, algo inverosímil de pensar, pero merecedor de un buen homenaje.

Lo importante es que logra crear un clima de tensión general. Despiertos todo el rato, cada vez nos vamos tensando más, sufriendo a la vez que el personaje en su lucha por huir. Se ha criticado la poca dureza de los nazis. No sé, creo que poner de muy malos a los malos y viceversa, es algo que no corresponde con la realidad. Lo vemos aquí. No hay ensañamiento, y quizá es porque fue así. Que hubiere nazis sádicos no quiere decir que todos lo fueran. Tarantino nos lo dejó ver en “Malditos Bastardos”.

Buena película y buen entretenimiento, al fin y al cabo.