Por lo que a mí respecta, es de esas películas que se te hacen eternas, y caes una y otra vez en la tentación de mirar el reloj. Desde el principio, caemos en un rosario de flashbacks que llegan a empacharte. Se suceden los tiroteos, las injusticias, los sin sentidos, y cuando llevamos mas de una hora de metraje, te das cuenta de que no ocurre nada, que como mucho puede pasar un enfrentamiento entre bandas, pero lo malo es que sucede de la manera más absurda posible. Claro que será real, si eso es el pan nuestro de cada día en cualquier barrio marginal del mundo.

Agradecemos que los creadores nos hayan introducido en la realidad de la violencia en las favelas, pero me da la impresión que el núcleo central de aquí es un tema personal, no una generalización, ya que parece que Ze Pequeño aparece de la nada, que no hay un motivo por el cual desde niño tiene esas ansias de matar.

Por otro lado, la historia paralela del niño fotógrafo-periodista no me da la impresión de que se explote todo lo que se debería. Al fin y al cabo es el protagonista de la peli, y a penas pasa nada en su vida, no acaba siendo ni fotógrafo oficial, es simplemente un ayudante.
Por último, reseñar que no hay emoción, no hay acción, no hay ningún momento en que la película no huela a documental.