Voy a intentar ser conciso: estoy podrido de leer, escuchar críticas sobre los verdaderos maestros, como si fuera una obligación opinar en contra o a favor. Me explico aun mejor: hace algunos días estuve leyendo una crítica sobre el último trabajo del último gran escritor: Ray Bradbury. Por supuesto los comentarios fueron los de rigor en estos tiempos, es decir: "Bradbury perdió la magia", o "será por la edad, pero se repiten los sentimentalismos apenas aderezados por la antigua poesía y capacidad creadora y... basta, a la mierda con los payasos que miran todo con lupa. Pasé un excelente momento al ver esta película, tanto como con las anteriores. ¿Será todo eterna comparación, no es lógico que ciertas cosas permanezcan iguales mientras que otras muten, cambien, progresen o empeoren?. Bien, esto es Woody Allen; mientras algunas cosas siguen latiendo dentro suyo, otras emergen (hay que acomodarse a los tiempos, no podemos pretender una nueva "Radio Days", o una "Manhattan" del 2009. Al carajo con todos los detractores de Woody, y también con los de Bradbury. Ojalá que vivas quince años más Woody, muchas gracias por tantas noches de alegrías, que en definitiva es lo único que me importa. Les dejo la ardua tarea de destruir todo el tiempo a todo lo que se les ocurra a los "especialistas"; a la mierda con ellos también.