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Voto de Black Floyd:
6
7,3
33.546
Aventuras. Drama
En un pequeño pueblo de Oregón, cuatro adolescentes se lanzan a la aventura de buscar a un muchacho desaparecido. Jugando a ser héroes, el inteligente Cornie, el rudo y sentimental Chris, el extravagante Teddy y el miedoso Vern se adentran en un ambiente hostil en el que deberán valerse por sí mismos. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2010
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rob Reiner, director de "Cuando Harry conoció a Sally", dirigió esta película basada en una novela de Stephen King, llamada "El cuerpo", con resultado para mi gusto muy satisfactorio. La historia a grandes rasgos trata sobre la búsqueda de el cadaver de un chico de la misma edad que los protagonistas, después de que uno de ellos haya escuchado el lugar donde se encontraba el cuerpo. Cada uno de los cuatro protagonistas, tiene en su vida un peso, o alguna carga o trauma, que llevan con dolor, pero la unión y amistad servirá como catarsis para los cuatro amigos.
Las experiencias vividas en aquella aventura, y teniendo en cuenta los perfiles psicológicos de cada uno, calará hondo en todos ellos y en especial en "Gordie", quién a través de los años, recuerda con emoción y nostalgia aquellos momentos pasados, y no sin con cierta resignación al paso inclemente del tiempo.
Unas palabras acerca del final, abajo.
Las experiencias vividas en aquella aventura, y teniendo en cuenta los perfiles psicológicos de cada uno, calará hondo en todos ellos y en especial en "Gordie", quién a través de los años, recuerda con emoción y nostalgia aquellos momentos pasados, y no sin con cierta resignación al paso inclemente del tiempo.
Unas palabras acerca del final, abajo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La sensación de haber tenido "mejores amigos" a los doce años, o en cualquier momento de la adolescencia es en realidad un inequívoco síntoma de melancolía; conforme pasan los años, vemos las cosas de manera más complicada, y cada detalle, cada situación, cada experiencia o problema por más nimio y vulgar que sea, se carga con el peso acumulado de otras responsabilidades que logicamente a los dulces diez años no existen, salvo en algunos casos extremos, en que los niños se ven obligados a madurar de golpe. Cuando uno es joven, ¿cuáles son los problemas más importantes a resolver?, a lo sumo y para alguien medianamente responsable, serán las buenas notas en la escuela, será la buena conducta y no mucho más. Como dijo Seinfeld en algún capítulo, cuando uno es pequeño, se hace amigo de cualquiera que más o menos tenga nuestros gustos: si le gusta el fútbol, será nuestro amigo, si le gustan las películas, será nuestro amigo, si le gusta alguna banda de música, será nuestro amigo, si vive al lado de nuestra casa, será nuestro amigo y así será casi siempre. Las diferencias se suscitan aun con esos "amigos" con el correr de los años, cuando el dinero, el amor, el poder imperan la vida del hombre; en esa dura transición entre la inocencia característica de la preadolescencia y los primeros agrios golpes de realidad de la adultez. Pero somos animales de costumbre, y nos acostumbramos a la dureza de la vida, y convivimos con esa realidad; y entonces ¿que nos queda? sólo los recuerdos, que a tantos años nos parecen un bálsamo, un oasis, un escape a tiempos mejores respecto a los actuales. Pero es que ¿es así? ¿esto es la vida; una constante queja lacrimosa de cada segundo perdido? ¿o sera que hay que recordar las épocas maravillosas de nuestra juventud con ternura pero sin "spleen", con valentía y agradecimiento?.
Cada etapa tiene su gloria, cada minuto tiene su gloria, cada segundo tiene su gloria; las pasadas la tuvieron, la presente la tiene y la tendrán las futuras.
Existen ciertas noches en que un perfume, o el color de un día, o una musica nos lleva directamente a alguna escena del pasado, bien, esto es normal y debe suceder, y hasta hay que permitirlo, pero no siempre, que no se vuelva una costumbre; no deben turbar los recuerdos, por más rosados e ideales que fueran, las posibilidades geniales del presente y aun del futuro.
Hay que arrostrar la melancolía, cuando esta se presenta persistentemente, con toda la fuerza de nuestra voluntad.
Cada etapa tiene su gloria, cada minuto tiene su gloria, cada segundo tiene su gloria; las pasadas la tuvieron, la presente la tiene y la tendrán las futuras.
Existen ciertas noches en que un perfume, o el color de un día, o una musica nos lleva directamente a alguna escena del pasado, bien, esto es normal y debe suceder, y hasta hay que permitirlo, pero no siempre, que no se vuelva una costumbre; no deben turbar los recuerdos, por más rosados e ideales que fueran, las posibilidades geniales del presente y aun del futuro.
Hay que arrostrar la melancolía, cuando esta se presenta persistentemente, con toda la fuerza de nuestra voluntad.