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Voto de Jose Ramon Sales:
5
Ciencia ficción. Fantástico. Acción Las pruebas nucleares realizadas por los franceses en el Pacífico provocan la aparición en el océano de un gigantesco reptil mutante, que ha sido localizado tras atacar un barco de pesca japonés. Pero lo peor es que el monstruo es anfibio y saldrá del océano para dirigirse a Nueva York, en cuyas calles causará el pánico.
23 de diciembre de 2022
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Soy cinéfilo y escritor de novelas, las cuales muestran una cierta influencia cinematográfica. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: PASABLE.
En su día fue un espectáculo verla en el cine. Más tarde, el lanzamiento en DVD también tuvo su buena fortuna en nuestro país. Solo con nombrar a Godzilla y Roland Emmerich, podemos imaginar el tipo de película que vamos a ver, una historia en la que priman los efectos especiales y una destrucción sin límites del entorno. Película visual y simplista a más no poder, solo para recrearnos con una montaña rusa de acción y efectos. Sabido esto, nadie se puede engañar, pues la profundidad en las tramas o en los personajes no es lo suyo en este tipo de cine. A día de hoy sigue siendo espectacular, aunque algunos efectos se ven pobres, tal y como ocurre con muchos de los planos de las voraces crías.
Uno de los aspectos que nunca me han gustado en este tipo de cine, y en especial el de este cineasta, es su propensión a una descarada fórmula comercial, para lo cual se regodea en todo tipo de clichés, ya sea alguna relación sentimental o los consabidos toques de humor en una historia, por lo demás terrorífica, y en la que no deberían primar instantes como estos en los momentos menos oportunos. En su segunda parte todo se vuelve un desmadre alocado, pleno de piruetas circenses, a cual de todas más descabellada, como la escena del taxi. Y es que a veces, cuando el autor tiene tantos medios a su alcance corre el peligro de no divisar la frontera que separa lo prudente de lo excesivo; y así, en lugar de emocionarnos, la situación nos hace reír a causa de lo devenido en ridículo. Pero así es Emmerich, alguien excesivo, incapaz de controlarse a sí mismo, y por ende, su peor enemigo.
Jose Ramon Sales
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