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Voto de Josh Nolan:
10
Drama. Comedia. Bélico Inglaterra, Guerra de los Cien Años (ss. XIV y XV). Enrique IV, primer monarca de la dinastía de los Lancaster, en 1399 le arrebata el trono a su primo Ricardo II. Adaptación de varias obras de Shakespeare: "Enrique IV", "Enrique V", "Las alegres comadres de Windsor" y "Ricardo II". (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Orson Welles es uno de mis directores favoritos, y cuando supe que junto al diario El Mundo salía una de sus películas, tal vez una de las menos conocidas, fui corriendo a conseguirla.
Me encontré con una obra maestra. Una película redonda, poética, extremadamente profunda y con las constantes de Welles ( El poder, la ambición, el paso del tiempo, la amistad, la vejez...).
Se nota el especial cariño que tenía Orson Welles por este personaje que él mismo interpreta, dándole vida propia, haciéndonos olvidar que no es más que un actor interpretando su papel. Además de la maravillosa actuación, a esto ayuda lo complejo que es este personaje, sin duda el más matizado y en el que más profundiza la película.
Es un film sobre la amistad, sobre todo, pero sobre una amistad con un límite de tiempo : el príncipe, mientras es príncipe gasta su tiempo haciendo travesuras junto a Falstaff, pero él sabe que un día deberá tomar la corona, sentarse en el trono y regir el destino de Inglaterra. Falstaff y el joven príncpipe son dos caras de una misma moneda.
El film es una mezcla de amargo drama (desde el principio, por lo nostálgico y melancólico de sus personajes y ciertos diálogos, sabemos que tiene final triste) y comedia, a veces comedia traviesa y desenfadada, pero también con toques cómicos oscuros y más bien casi dramáticos.
La música también está muy bien, la fotografía es excelente, y hay escenas que desprenden mucha fuerza. Especial atención a la peculiar batalla (se nota de sobra que esta película la dirigió Welles), a la representación que hacen en la taberna el príncipe y Falstaff, a la escena de introducción y al final, cuando el príncipe sube al trono y su amigo, lleno de felicidad va a saludarlo... (esta parte me dejó simplemente sin palabras).
Es curioso cómo muchas veces las películas con más dificultades para ser rodadas (Welles tuvo que pasar por mil visicitudes para poder llevar a cabo esta, tanto económicas como por contratos con los actores y lugares donde rodar) terminan siendo de las que más impresionan,sin ir más lejos, el caso de El padrino.
Lo único de la película que me molestó mínimamente fueron los diálogos, abiertamente Shakespireanos, poéticos, literarios, lo cual, si desviamos un segundo la atención puede hacernos perder el hilo.
A pesar de esto, es un film magnífico, enorme, tal vez puede ser de los que menos impresionen de Orson Welles, pero sin duda, se encuentra entre sus mejores.
Josh Nolan
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