Sátira sobre el mundo de los agentes en Los Ángeles hasta el punto de engullirlos en pura banalidad traviesa. El personaje de Cummings ve desbordada su pasión con una infidelidad, sin saber quién es ella. Su enfoque cambia en el trabajo y en su vida personal, ya que la curiosidad lo convierte en una montaña rusa de emociones. Ahí Jim Cummings saca a relucir un manual de histrionismo paranoico conforme avanza el film. Sus estallidos se radicalizan en los diálogos. La imagen está conectada a la decadencia social en una película tóxica y oscura.