A menudo no nos damos cuenta de lo mucho que nuestra vida afecta, en mayor o menor grado, a la vida de los otros, sobretodo, a las personas mas cercanas, a los seres que amamos, esta película en realidad no es un viaje a paisajes hermosos, valles de ensueños, montañas altas, ríos caudalosos, en realidad es algo más importante, es un viaje por debajo de nuestra piel al rincón mas escondido del alma, al mundo de las sensaciones bonitas, de la verdadera amistad, del amor, nos dice que necesitamos pocas cosas para ser felices y las pocas que necesitamos las necesitamos poco. El protagonista cae en un error de pensar que esa felicidad se encuentra muy lejos, lo que en realidad está a ninguna distancia, pues está dentro de él, cuando al final se da cuenta quizás no es posible volver a cruzar a la otra orilla, a la del mundo real con sus muchos defectos, pero con personas, con alguien con quien compartir todo aquello que nos afecta, que nos hace felices y con quienes ser felices. Una película como si fuera una vida, una vida como si fuera de película. Lo dicho la verdadera felicidad está en compartir y darse a los demás.