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Voto de Jordicine:
7
6,6
5.102
Drama
Dos colegialas descubren que la prostitución es el modo más fácil y rápido para conseguir el dinero deseado para ir a Europa. De este modo, una se encarga de buscar a la clientela y la otra de vender su cuerpo, y ambas se inician en un negocio tan lucrativo como peligroso... (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2006
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tiene ni la profundidad de "Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera" ni la espiritualidad de 'Hierro 3', pero me parece una gran película. Como siempre, Ki-Duk Kim nos presenta personajes extremos, llenos de contradicciones. Como Yeo-Jin, que lleva las cuentas de los 'negocios' de su amiga, pero a la vez está enamorada de ella. Cobra y llora. Le sigue, pero lo hace con el corazón partido. Todo por un viaje a ninguna parte. El padre de Yeo-Jin también tiene muchas dudas y enloquece a medida que avanza la película. El argumento es muy original, como el resto de películas del director coreano, que se aleja de los temas convencionales. En ésta nos habla de la prostitución (que define desde distintos puntos de vista), del amor sincero, del suicidio, de la mafia, de la pedastria, de la venganza y de lo difícil que resulta olvidar el pasado. Visualmente, la película funciona sola gracias a la gran dirección de Ki-Duk Kim, que cuida hasta el último detalle.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Yeo-Jin, compungida por la muerte de su amiga, intenta un 'viaje iniciático' para lavar su consciencia y purificar el alma de su enamorada. El retrato del padre de familia que se aprovecha de una menor es brutal. Tiene que dar explicaciones delante de su mujer y de sus hijas, en la mesa, a la hora de comer. Ki-Duk Kim nos demuestra que no todo el mundo es lo que aparenta y que las sorpresas, muchas veces desagradables, están al orden del día. Aunque inesperado, el final de la película pone a cada uno en su sitio. El padre de Yeo-Jin, que es policía, se acaba entregando a sus colegas de profesión. A ella la deja en el coche, donde unas horas antes le había enseñado a conducir, como prelúdio de su obligada 'independencia'. Como siempre, el director aprovecha para sembrar algunas dudas con el asesinato de Yeo-Jin por parte de su padre, para después enterrarla. Al final sólo es un sueño, aunque puede considerarse un final alternativo que, personalmente, creo que habría sido mejor.