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Voto de cineoptero:
3
Fantástico. Aventuras Fantasía épica que adapta la serie "Avatar: The Last Airbender". La nación del Fuego declara la guerra a las naciones del Aire, el Agua y la Tierra. Tras un siglo de lucha, no hay esperanza alguna de acabar con tanta destrucción. Aang (Noah Ringer), el más reciente sucesor del ciclo del avatar, el único con poder para controlar los cuatro elementos, tendrá que viajar hasta el Polo Norte para dominarlos y poner fin a la guerra. En esta ... [+]
5 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Last Airbender es posiblemente la película más decepcionante de este año para mí. Desde las primeras noticias que tuve sobre la intención del director de hacer una fantasía épica de grandes dimensiones pensé que no era el proyecto ideal para un director con su sensibilidad para lo ordinario y lo íntimo. Pero con un autor tan personal, capaz de dar la vuelta a géneros muy establecidos, con esa singular habilidad para contarlos desde dentro, y sobre todo un talento extraordinario para la puesta en escena, hacían no perder del todo la esperanza. Pero no hay rastro de la personalidad de Shyamalan en este entretenimiento que podía haberlo realizado cualquier otro director del montón y a los que ya estamos acostumbrados. Hay un intento de lograr dos personajes con cierto interés, el príncipe desterrado y su tío, pero están tan pobremente descritos en el guion que casi pasan desapercibidos. El resto de los personajes simplemente existen por inercia, lo que es una pena porque casi todos tenían potencial de haber tenido un buen guion detrás. Todos están tan desaprovechados que sin duda componen uno de los peores guiones del año, a lo que se suma una labor de actores muy pobre en general. Pero la diferencia con otros guiones con altibajos (que no malos) del director, como La Joven del agua (Lady in the Water, 2006) o El Incidente (The Happening, 2008), es que Shyamalan no aporta nada a una dirección de una exasperante corrección: no hay ritmo, carece de sutilezas, no emociona, no hay intensidad ni atmósfera en lo que cuenta ni sugiere como antaño hiciera de forma magistral en todos sus trabajos y el film se resiente de todo eso, en especial de ese anticlimático final que empeora aún más la sensación negativa del conjunto. Eso sí, los efectos especiales son excelentes, salvo algún pequeño detalle, como era de esperarse de una superproducción de este tipo. Y en medio de la decepción general se erige con un talento fuera de lo común la banda sonora de James Newton Howard, que sí está a la altura del resto de sus colaboraciones con Shyamalan y nos regala un trabajo elaborado, complejo, a ratos hermoso a ratos vibrante, que desprende profesionalidad por los cuatro costados y que aporta la emoción que le falta al conjunto, como en esa escena final (Flow the Water), a la que aporta todo lo que le falta. Un genial destello de talento dentro de un film que brilla por su ausencia. Espero que Shyamalan vuelva a su terreno, porque con un buen guion y sin la desgana aquí apreciada, se convierte en uno de los directores con mayor interés del panorama americano. Pero en este caso, se encuentra como pez fuera del agua.
cineoptero
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