Seré conciso, ya que la cosa no da para mucho y el director de la cosa -al parecer realizador de numerosos anuncios televisivos pero tan solo de otro par de largometrajes- tampoco.
La película que aquí se comenta pretende despistar al espectador (que no es tonto) con un comienzo de una típica trama de casas embrujadas, donde los objetos (una cabeza de muñeca especialmente: recurso muy manido en el género) aparecen y desparecen por obra (en teoría) de entidades sobrenaturales (los intrusos), para proseguir y desembocar en un manido thriller, variante psycho-killer, con la consabida lista de personajes que parecen ser -y luego no son-, cada uno de ellos, el psicópata acomplejado, de la forma más estrecha y facilona posible: mezclando el pobre itinerario de corte fantástico de la historia con en el no menos pobre sendero de lo racional, que resulta ser más ilusorio por la ridícula e inverosímil "vuelta de tuerca" que se nos ofrece al final.
El guion, a poco que nos detengamos en él, se hunde como una bola de plomo; los mencionados personajes -y eso que hay un actor solvente en otras ocasiones,Tom Sizemore, pero que ni se sabe qué hace por ahí, y la actriz protagonista, Miranda Cosgrove, logra que veces parezca creíble su interpretación- resultan desdibujados, huecos y, lo que es peor, algunos de ellos se nos antojan innecesarios; y el sentido de la dirección -el ritmo interno de la película- va rebotando de secuencia en secuencia a golpe de desgana.
La califico con un 3 porque en los primeros treinta minutos se crea cierta atmósfera de inquietud; pero, por desgracia, esta se va desmoronando y el fiilm se dirige, ya sin concesiones -hasta concluir con unos planos finales tópicos en el género-, camino a la perdición,