Puede que esta crítica tenga poco de objetiva pero, ¿qué más da? A veces lo que no llega del cine, del arte en general, son emociones y estados anímicos que difícilmente podemos explicar. Y me ha encantado lo que he encontrado. Dicen que es una película erótica, y lo es, pero en el sentido en que se consideraba en la Antigua Grecia el erotismo, como motor de vida, como fertilidad y abundancia. Algo bastante distinto a otras películas que tratan el mismo tema. Y consigue dar una visión del sexo que no queda anticuada en esencia si la vemos hoy en día. Porque es complicado encontrar otras obras que ensalcen al sexo como algo natural, humano, alegre y divertido. Una experiencia que comparten las personas para disfrutar de uno de los placeres de la vida, donde no encuentran represión fuera, en el ámbito social (o esta da igual y no influye) ni dentro de la misma relación. suele haber cierta armonía en las partes implicadas.
También es una película cómica en ese sentido, con bromas sexuales. Y estas tienen algo genuino, no ofenden a un grupo en particular aunque sí puedan reírse de personajes concretos.

Lo que alguna gente puede pensar que falla en la película es primero la postura del misionero. Y sí, a este respecto se le puede achacar falta de originalidad, pero se perdona fácilmente porque es erótica y no porno, con lo que me refiero a que trata de estimular la imaginación, no imponerte límites y pautas de deseo. Lo importante no es tanto el acto en sí sino cómo se vive este y lo que lleva a él.
Lo segundo que se puede criticar es la presencia de relaciones poco intensas emocionalmente, parece que solo tienen cabida emociones ligeras que no llegan a dejar huella al espectador. Parece haber poca intimidad, pocos conflictos que se resuelven fácilmente. Pero bueno, el Decamerón es una obra del siglo XIV y la exploración del alma humana y sus sentimientos es más reciente. Además, para ello ya tenemos un montón de referencias.