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Voto de Jorge Sanz:
7
Drama. Bélico Segunda Guerra Mundial. Estando Roma ocupada por los nazis, la temible Gestapo trata de arrestar al ingeniero Manfredi (Marcello Pagliero), un comunista que es el líder del Comité Nacional de Liberación. Pero en la redada Manfredi consigue escapar y pide ayuda a Francesco, un camarada tipógrafo que en unos días se casará con su novia Pina (Anna Magnani), una viuda con un niño. Además el cura de la parroquia, Don Pietro (Aldo Fabrizi), ... [+]
6 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roma, ciudad abierta, es considerada una de las obras cumbres del Neorrealismo italiano, y su director, Roberto Rossellini, uno de sus abanderados. La película se rodó con muy bajo presupuesto, y cuando la guerra todavía no había terminado. Se describen situaciones cotidianas con todo lujo de detalles. Hay personajes y acciones que se ruedan que no influyen para nada en la trama principal, pero ayudan a identificarse con el dia a dia de los personajes principales.

Unos comerciantes que llevan unas ovejas a un amigo, un niño sentado en un orinal, o 2 curas discutiendo si se debe cocinar sobre la estufa, son ejemplos de la propuesta que hacen los cineastas considerados parte de este movimiento cinematográfico, filmando la vida tal y como sucedía en el momento, acercándose muchas veces al género documental y utilizando en ocasiones, como es el caso de esta cinta, algunos actores no profesionales.

El Neorrealismo bebe del impulso que recibió durante la época fascista el cine italiano, que se utilizaba como herramienta de propaganda. A partir de 1945, año en la que se rueda Roma, ciudad abierta, se inaugura esta nueva corriente en la que muchos directores empiezan a retratar una Italia más real, apegada a lo que el pueblo padecía tras la guerra y se crean nuevas convenciones estéticas. Se trata también de un cine político, ya que muchos de estos realizadores militaban o eran afines al Partido Comunista Italiano, y de ahí su empeño en grabar las formas de vida de la gente corriente, visiblemente afectadas por la guerra, dejando atrás las temáticas grandilocuentes y las gestas heroicas y dando a paso a héroes comunes, como el padre Pietro y dilemas más simples y mundanos, pero más profundos. Desaparecen a su vez en muchas películas los finales felices como recurso de complacencia hacia el público y se empiezan a utilizar los filmes como herramienta de denuncia social
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jorge Sanz
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