Podría parecer que no, pero Beginners cuenta tanto como intentan esconder sus protagonistas. Melodrama romántico de aires poéticos e intimistas, tiene más poso de lo que aparenta realmente, siendo tan importantes los silencios como las palabras. Quizás su mayor obstáculo sea que su estilo narrativo puede alejar un poco al espectador de lo que realmente quiere transmitir. (Si aún no la has visto, esto último no es cierto.)

El relato nos presenta a un joven dibujante deprimido y solitario que se enamora de una chica en una fiesta. A partir de ahí va recordando los últimos días con su padre enfermo de cáncer que cuando enviudó le confesó a su hijo que realmente era homosexual.

La historia se apoya en numerosos flashback de manera que los recuerdos de esa experiencia reciente con su padre le sirven para abrir su corazón a los demás y conocerse mejor a si mismo, en un ir y venir constante que nos sumerge en las dudas. Dudas que le crean desconfianza en sí mismo y sin la cuales no sería realmente él.

En el fondo no es más que un mensaje positivo para mostrarse siempre como uno es realmente y no pensar nunca que es demasiado tarde para hacerlo enfrentándose a los prejuicios y superándolos. Y si es necesario apoyarse en alguien, poder hacer sin pensar en nada más.

Su puesta en escena está cargada de simbolismo donde subyace el optimismo y la vitalidad a pesar de la tristeza y melancolía que destilan algunas situaciones. Un contraste hábilmente trabajado que se beneficia de las buenas interpretaciones de unos sobresalientes Plummer y McGregor, bien secundados por un Visnjic nada sobreactuado y Mélanie Laurent, cada vez más de moda.

Título con aroma de cine independiente, de sosiego transcurrir para aquellos que quieren alejarse de las vibrantes sensaciones que ofrece el cine más comercial de la cartelera.