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España España · Madrid
Voto de Moody:
6
Comedia. Romance. Drama Un matrimonio estadounidense acude al Festival de cine de San Sebastián por trabajo de ella. El marido, Mort, sospecha que su mujer está teniendo un affaire con un joven y aclamado director de cine francés. Pero su preocupación disminuye cuando se encapricha de una atractiva médico española que le trata en una consulta. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allen vuelve a plasmar sobre el papel algunas de las cuestiones de la vida que le obsesionan. Lo hace hasta tal punto que seguramente la escritura del guion sea parte de una terapia que parece no funcionar demasiado. Lejos quedaron aquellas épocas en las que él mismo interpretaba al protagonista, y ahora deja que otro lo haga (un gran Shawn da vida a ese verborreico protagonista), plantee todas esas preguntas para las que no hay respuesta correcta y continúe buscando el sentido de la vida.

“Rifkin’s festival” narra una historia sencilla y encantadora, en la que el matrimonio protagonista ha perdido la chispa y mira a su alrededor para encontrar algo diferente. Con un pequeño puñado de personajes, a cada cual más acertado que el anterior, Allen es capaz de tejer una historia que se ve con agrado y que reflexiona sobre la vida y la importancia de saber lo que realmente se quiere. Además se aprovecha de la belleza de San Sebastián para dar personalidad al conjunto. El director suele rendir homenaje a las ciudades en la rueda, y esta vez no iba a ser una excepción. San Sebastián despliega todo su poderío mostrando un catálogo de postales que mejoran la película en cada plano.

Entre el reparto, Gershon y su derroche de estilo, Garrel y su aire de indiferencia tan distinguido, y una Anaya que destila encanto casi sin querer, pareciendo que se le cae de los bolsillos. Un buen reparto para unos personajes atrapados en un presente que no les agrada, incapaces de dar el paso y saltar al vacío, que consiguen mantener el ritmo de la narración sin ningún problema.

La narración se sirve de sueños en blanco y negro muy reveladores, que representan de manera pretendidamente caótica las neurosis que sufre el personaje protagonista, y que son más complejos a medida que avanza el metraje. Son desvíos en el camino de un guion salpicado por unas cuantas líneas de guion muy divertidas e ingeniosas, y es que Allen sigue siendo él mismo a pesar de mostrarlo con mucha menos frecuencia que antes.
Moody
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