El hecho de que "Un lugar para soñar" (por cierto, traducción extremadamente libre en castellano) esté basada en un hecho real corrobora a primera vista que la historia tendrá un final complaciente. Si uno piensa en esto, no le defraudará en exceso lo que verá a continuación; si es al contrario, podría caer en un profundo sueño al poco de empezar.

Y es que al tratarse de una película sin altibajos, el espectador se acomoda a ese ritmo y poco a poco va pasando el tiempo sin que ocurra nada de especial relevancia. Si es cierto que la vida de los protagonistas pasa y tienen alegrías y penas, pero la falta de vida de la película no contagia en absoluto.

Tampoco se trata de una mala película, pero no arranca nada del público porque tampoco tiene muchas armas para hacerlo. ambos protagonistas principales no tienen demasiada química entre ellos y aunque siempre se espera lo mejor de Damon y Johansson, no terminan de cuajar porque parece que llevan puesto el piloto automático y no dotan de personalidad a sus roles. Ni siquiera un hombre de la experiencia de Crowe capaz de lo mejor ("Jerry Maguire", "Casi famosos") y de lo peor ("Elizabethtown", Vanilla sky") puede insuflar energía a una película a la que le falta precisamente eso: alma.