Una colección de caras conocidas por los más versados en rostros catódicos aparecen en pantalla para producir el último gran estreno de cine porno. Ese "no va más" debería hacer buenas las expectativas y cumplir aquello de que va a ser el definitivo. Vamos a esperar a ver si es verdad.

La película guarda como as en la manga el tirón que sus protagonistas tienen en la pantalla pequeña. Lo que no se les ha ocurrido es que allí la forma de rodar y grabar es diametralmente opuesta a como se hace en el cine, y eso es mucho. Son actores acostumbrados a unas pautas de rodaje pensadas para la televisión, pero que mal dirigidos como es el caso, no hacen sino prácticamente el ridículo.

La historia es burda y absurda. Mezcla géneros tan dispares y manidos que abundan en lo repetitivo, sin un argumento de fondo que sirva de base a las historias que se relatan. Poco importan los problemas de cada uno en un tren sin destino.

Chistes malos y rancios para una ¿comedia? que bebe de los más casposos clichés que se recuerdan, propios de una época en el cine español que carecía de recursos e ideas para dar un paso al frente y ofrecer productos con calidad. Lamentablemente, hemos vuelto atrás.