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España España · Madrid
Voto de Moody:
5
Comedia Un grupo de personas sobrevive a una catástrofe, pero… ¿y ahora qué? Tras haber estado quince días atrapados en un túnel, por fin son rescatados y la tragedia parece quedar en el pasado. Así, llenos de buenos propósitos, celebrarán el estar vivos reuniéndose todos los viernes. Pero estos variopintos personajes tendrán que seguir adelante con sus vidas, tarea que no será tan fácil como pensaban.
2 de junio de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Punto de partida interesante el que propone “Los del túnel”, tomando ese momento en el que otras terminan para construir esta agridulce comedia sobre héroes anónimos y después olvidados.

Se podría decir que contiene dos películas en una sola. Si la primera parte es una buena comedia, la segunda aprovecha el lógico bajón de las presentaciones para narrar un drama personal aunque ligero que continúa coherentemente con la idea inicial.

La comedia es interesante. Cada uno de los personajes presenta sus miserias a los demás intentando cambiar sus vidas después del suceso, y los gags que protagonizan están bien diseñados e incluso provocan la risa general. Valiéndose de la vis cómica de Valls, esta odisea grupal se desarrolla sin problemas observando las características de cada uno e imaginando cómo habrá sido la experiencia dentro del túnel, pensando que nunca la veremos. Esta parte tiene fuerza, y lo que consigue es desarrollar ese personaje principal que será núcleo indispensable en la segunda mitad.

Esta nueva parte, mucho más dramática y nostálgica, narra la caída libre de ese protagonista al ver todo lo que ocurre alrededor, con un grupo que avanza y un matrimonio que no pasa por buen momento. Montero sabe hacer el paso a esta mitad cambiando de tono, con esta lógica reacción del personaje que Valls defiende con facilidad, mostrando una buena versatilidad. A veces cae en la caricatura, pero en general aprueba. El resto de personajes tienen también un importante desarrollo, complicado en una película que apenas sobrepasa los noventa minutos. El espectador tiene lo necesario para conocerles y entenderles.

El ritmo de la película se ve afectado en el cambio de registro que experimenta, pero no pierde la originalidad de inicio incluso en ese epílogo en el que, a base de flashbacks de suceso, vemos cómo se desmontan algunas ideas que se daban por hechas. Aun siendo más seria en este final, esta catarsis de Valls tiene muchos momentos graciosos que aprovechar.
Moody
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