¿Puede McConaughey (Mc en adelante, mira que es complicado de escribir...) ser lo suficientemente serio como para protagonizar esta película?

A mi particularmente me asaltaban las dudas de cómo iba a afrontar este papel, de cómo iba a abordarlo. El hecho de haberle visto casi siempre en otros géneros, casi siempre comedia romántica, no me inspiraba demasiado.

Así que con todo, voy a la sala y me siento, no sin antes haberme pertrechado de bebida y palomitas. Y comienza la sesión. Aparece Mc y veo en él a una persona muy segura de sí misma, segura de lo que hace y de lo que quiere. Un triunfador.

La verdad es que sigo el argumento sin apenas pestañear, no vaya a ser que me pierda algo. La historia tiene fuerza, se sostiene. Poco a poco, tal y como hace un buen libro (materia prima de ésta), va tejiendo su tela y tu crees que te has enchufado, pero es la historia la que te ha atrapado.

Me he terminado las palomitas y solo llevamos un rato. Si las he devorado tan rápidamente es solamente porque ya me he metido en el argumento, y Mc se ha labrado un personaje chulesco y detestable, pero con un destello de confianza que ha calado en el espectador.

De repente me doy cuenta del gran papel de los secundarios, tan importantes siempre y que aquí están a la altura de lo que se espera de ellos. Tomei, Macy y compañía ya habían brillado, unos más que otros, en otros lares. Son todoterreno con autonomía propia.

Tercer acto y todo por decidir. Sin bebida ni palomitas, apuesto a que uno es el culpable o que el otro ha traicionado a nosequién. Es en este momento cuando los guiones se suelen justifican para cuadrar el balance final. Es en este detalle en el que me decepcionó un poco, pero no lo suficiente como para desmerecer el conjunto.

Pues sí, Mc puede protagonizar este tipo de películas. Es más, lo ha hecho y con nota.