Soderbergh, a quien se le suponen inquietudes artísticas relevantes, se atreve con el cine de acción en una aventura con muchos golpes, carreras y disparos tan alejados de casi todo lo que había firmado hasta ahora. Sin embargo el resultado es una película con una premisa poco original pero un planteamiento bastante diferente y atrevido.

Es esta puesta en escena la que hace que "Indomable" se diferencie de otras con temática parecida. Es cierto que esas persecuciones, esas intrigas propias de los espías más eficaces envueltos en conspiraciones de alto nivel ya han sido contadas muy bien en muchos casos, pero el estilo y la personalidad que imprime el director hacen de éste un producto diferente.

Sin duda la sola presencia de un director tan interesante a priori ha hecho acercarse al proyecto a un buen número de caras conocidas que en otra situación hubieran declinado la oferta. Solamente sus nombres dan caché a la película y que en los títulos de crédito puedas leer McGregor, Douglas, Fassbender o Banderas explica que no estamos ante una película cualquiera, sino que podemos esperar algo más.

Por otro lado comprobaremos que el guión no tiene nada del otro mundo y que en otras manos podría haberse convertido en un mar de tiros y explosiones, entre las cuales habría aparecido un Seagal o un Norris cualquiera, pero su violencia calculada y sus peleas milimetradas no son compatibles con estos protagonistas, así que habría que cambiar varias partes y entonces ya no sería "Indomable".

Repetimos, no se pueden tirar cohetes, pero es bastante más que cualquiera de acción con esa frescura en las peleas que se desarrollan limpiamente ante el espectador, o esa estética oscura y cuidada más propia del cine europeo que del cine de acción americano.