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España España · Madrid
Voto de Moody:
4
Comedia Los miembros de una mesa de gente que nadie quiere en una boda, compuesta por invitados que no encajan en ninguna de las otras mesas, deciden hacer algo al respecto.
12 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es complicado ver a Kendrick en películas de perfil bajo. Su carrera está salpicada de títulos muy comerciales (“Dando la nota”, “Into the Woods”) y de películas menos conocidas para el gran público (“Mr. Right”, “Mike y Dave buscan rollo serio”). Ir alternando le lleva normalmente a encontrar papeles con características sobre las que trabajar. Por esto es extraño que en “Mesa 19” nunca encuentre su sitio, y su personaje parezca dar ir dando vueltas sobre la misma idea: una reflexiva amiga de la novia que acaba en el lugar menos esperado.

La película tiene carencias, muchas en realidad, pero sobre todo tiene un lastre del que no se desprende nunca: es incapaz de definir su género ni trazar una hoja de ruta. Quizás el guion pretendía apoyarse en algunos apellidos ilustres que hicieran este trabajo por él y le dieran el empujón necesario, pero sus típicas frases no son suficiente como para crear un universo propio. Los personajes llegan a la boda y se suceden las secuencias sin un orden aparente. Lo que en un principio se intuía como comedia al uso se convierte por momentos en un abstracto drama sin demasiado fondo.

La película comienza con una sugerente idea que en manos de un director más astuto hubiera desencadenado en graciosos gags o en situaciones absurdas. La dirección del inexperto Blitz sortea los riesgos y se convierte en plana y sin personalidad. Además su trabajo con el reparto tampoco exprime a los personajes ni sus características, todos hacen lo que se espera de ellos, de alguno ni siquiera eso (el humor serio de Kudrow no aparece nunca).

El ecléctico abanico de personajes toma cuerpo con un reparto muy diferente entre sí, de los que no tienen nada en común. Lejos de explotar esta característica, la película hace que lleven su propio camino y solo se escuchen para darse apoyo en vez de generar situaciones cómicas. Lo que en principio podría ser una ventaja acaba siendo tan rutinario como la película en general: la falta de química atraviesa la pantalla, algo que “Mesa 19” no puede permitirse.
Moody
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