Vigalondo es un tipo inquieto, que no se cansa de innovar (7:35 de la mañana) aunque a veces no tenga el éxito que puede que se merezca (Los cronocrímenes). No se cansa de buscar una nueva historia que nos ofrezca otra vuelta de tuerca a lo cotidiano (Extraterrestre), y eso hay que agradéceselo. Arriesgar es una opción siempre y cuando se tenga algo que contar, y Vigalondo lo tiene.

Pero el riesgo que conlleva arriesgar es perderlo todo en una sola mano, y esa jugada bien podría llamarse “Open Windows”. Visualmente es poderosa, acertada y deslumbrante: un conjunto de ventanas se abre en la pantalla de un portátil para ordenar una historia que solo existe en la cabeza del realizador. La tecnología, que nos ayuda constantemente a ser más eficientes, también tiene su lado oscuro y su protagonismo absoluto. Nadie está a salvo de ser vigilado, pero Nacho impone su personal estilo a su contenido, y la narración se pierde entre tanta secuencia que creer aunque no se sepa muy bien por qué. Un ejercicio de fe y de paciencia que es espectador más fiel realizará por pura rutina, pero que desenganchará al público en general porque poco importa.

Comienza bien con secuencias medidas que crean suspense desde muy pronto, quizás poniendo el listón muy alto. Toda la parte de la habitación del hotel está conseguida, presentando a un protagonista ajeno a la situación que le toca vivir, tal y como hacía Hitchcock con sus héroes anónimos. Sin embargo, a partir de ahí la historia pierde fuelle a pesar de sus intentos por imprimir tensión, siendo demasiado irreal como para seguirla a pies juntillas. Los esfuerzos de las estrellas internacionales Grey y sobre todo Wood son encomiables y no pueden ser criticados, pero quedan lejos de ser excelentes especialmente el que tiene más importancia: Wood parece inspirarse en el papel que ya interpretaba en “Grand piano” como hombre asustado y superado por las circunstancias, y parece que todo le queda un poco grande.

Vigalondo arriesga y muchas veces acierta aunque en otras no ande tan acertado. A pesar de todo, tiene carta blanca para seguir con sus intentos porque olvida el camino sencillo al narrar sus historias y se adentra en la parte oscura del bosque. “Open Windows” no es su mejor película, y es irregular y algo floja, pero al menos mantiene ese espíritu que la hace diferente y peculiar.