El crédito y credibilidad que Winding Refn había acumulado con su anterior trabajo "Drive" le ha permitido firmar una apuesta tan arriesgada como la que narra esta película. Una apuesta que va a dejar indiferente a muchos espectadores que, como yo, no saben cómo interpretar las escenas que pasan delante de sus ojos.

No se puede discutir, como se ha leído anteriormente, que formalmente es una película espectacular con fotogramas filmados desde el punto de vista correcto, con un juego de luces y sombras que habla casi mas que el propio guión. Esa pulcritud académica, sin embargo, es la misma que parece haber creado un grueso cristal que impide motivar emociones al espectador, y mucho menos crear una composición de lugar para seguir su desarrollo.

Si de contar una historia de venganza se trataba, creo que algo se intuye, pero nunca queda claro qué es lo que se quiere contar. El continente de la película es realmente bueno y atractivo visualmente, pero poco efectivo si no se respalda con un contenido cuya historia tenga un sólido guión. También es cierto que tanto Gosling como Scott Thomas son misteriosos y dicen mucho con apenas un par de líneas de diálogo, pero son poco para levantar la película. Gosling debería hacérselo mirar porque interpreta muy bien tipos atormentados que soportan una gran crga emocional, pero de tanto repetir, caerá en el tan temido encasillamiento.

Después de hora y media justa, "Sólo Dios perdona" no me ha motivado gran cosa, y eso que esperaba mucho más de un director que ya ha demostrado que sabe desarrollar una buena historia cuando tiene material para hacerlo. Esperaremos a su siguiente trabajo para juzgar su trayectoria.