Llevamos muchos años viendo historias que provienen de Hollwood en las que los personajes llegan a Nueva York cargados de unas esperanzas e ilusiones que en muchos casos la propia ciudad se encarga de destruir. Y por supuesto hemos aprendido bastante de estas historias como para imitarlas y aportar nuestro granito de arena a la causa, y para hacerlo aún más realista, llevar la narración hasta el corazón de Manhattan tampoco era mala idea.

Personajes perdidos, anclados, que miran el día a día con la melancolía y la nostalgia propias de aquel que sabe que ha perdido varios trenes y continúa en la estación simplemente porque no sabe qué hacer si no. Personajes que acaparan la pantalla para mostrar que no hay un camino correcto y que las decisiones se toman en el momento por mucho que se quieran planificar. Todos estos personajes van apareciendo en pantalla cuando dos primos se reencuentran después de no haberse visto e años, e intentan que todo parezca normal. Personajes con mucha fuerza interior y mucha personalidad aunque proyecten una imagen de fragilidad convenida.

La capacidad de Cámara y Arévalo (sobre todo el primero) para exponer la complejidad de sus roles es un trabajo digno de mención. Ambos se sobreponen a las circunstancias, a sus miedos y a la inseguridad con naturalidad, y por momentos te hacen creer que es real y que pueden contagiarte su forma de ver las cosas.

El problema de "La vida inesperada" es la facilidad con la que puede caer en la autocondescendencia, intentando poner siempre una sonrisa cuando en muchas ocasiones vendría bien una lágrima o un buen golpe encima de la mesa. Poner buena cara al mal tiempo es una filosofía útil algunas veces, pero no debería convertirse en un modo de vida. Y tampoco de dirección, porque Torregrossa, director de la muy floja "Fin", parece querer exponer las ideas que preocupan a los personajes, pero le importa poco ahondar en sus sentimientos más profundos. La cosa se prestaba a ello, pero se queda en la superficie.

Sin duda lo mejor son las interpretaciones de ambos protagonistas, que están muy trabajadas y cuidadas con su dualidad a la hora de afrontar los cambios que ofrece la vida, pero si cualquier aspecto de la película es comparado con la dirección, será lógico pensar que será hasta bueno. Una película sencilla en su planteamiento pero muy reflexiva en su contenido y que debería ser más autocrítica y menos superficial.