El director holandés Paul Verhoeven antes de abandonar su Amsterdam natal firmó una serie de películas entre las más conocidas Eric oficial de la Reina o Delicias Turcas con su actor fetiche Rutger Hauer.
En 1983, poco antes de empezar su aventura americana nos dejó tal vez una de las mejores obras de su primera etapa, El Cuarto Hombre.
Estamos ante un thriller de intriga no exento de escenas eróticas, una de las particularidades más explotadas por el director neerlandés.
El buen cinéfilo no podrá dejar de ver grandes semejanzas con su posterior film de éxito Instinto Básico, éste ya en tierras americanas y que tele transportó a su actriz Sharon Stone a estrella sex symbol de Hollywood.
El Cuarto hombre nos cuenta la historia de Gerard Reve (Jeroen Krabbe), un escritor alcohólico que es propenso a tener alucinaciones. En una de sus conferencias en un pueblo conoce a Christine Halsslag (Renee Soutendijk) que le invita a dormir en su casa. Gerard se queda prendado de Christine y para redondear el trío, también de su novio Herman (Thom Hoffman).
A lo largo de la película veremos secuencias con referencias onirícas y sobrecargadas de simbolismo religioso.
Gerard tendrá premoniciones que le anuncian un peligro inminente y que parecen prevenirlo de sucesos fatídicos.
Poco a poco Verhoeven nos irá desentrañando con buenas dosis de intriga y suspense el significado de tales alucinaciones .
Estamos claramente ante un thriller erótico cargado de connotaciones oníricas y con una de las premisas que más le gustan a Verhoeven: la femme fatale. Es aquí donde nos deja claras señales de su futuro éxito, Instinto Básico.
Una buena película que no deja indiferente a nadie y que ayuda a descubrir los comienzos del gran director holandés que nos dejó perlas como Desafío Total, Robocop o Starship Troopers.