Martin Scorsese vuelve al cine esta vez con un proyecto personal de años anteriores y la verdad es que como he leído en otra crítica, él ya no tiene que demostrar nada, lo ha dado todo y de calidad y se puede permitir arriesgarse y sacar algo de su visión, de sus deseos, no encargos o peticiones de productoras, él ha sacado el máximo partido de Andrew Garfield del que considero su mejor año en su carrera y debería recibir el oscar ya sea por esta o por Hacksaw Ridge, otra de las grandes obras del cine bélico de este siglo. Puede que la cinta sea algo limitada, que sea excesiva en duración, aunque a mi personalmente me envolvió desde el principio en esa atmósfera oriental de fe y apostasía, de persecución y aguante. Veo necesarios 155 minutos para contar de manera neutral y equilibrada la fe y lo que conlleva ganarla, aguantarla o perderla. Sentimientos encontrados hacia el personaje de Garfield que lucha para no perderla sobretodo en un ambiente hostil y terrorífico por momentos aunque Scorsese no se haya librado del humor que abunda en cierto personaje a modo de sátira en lo que nos podemos encontrar en este mundo de pecadores radicales que buscan el perdón de la manera más fácil sin sinceridad. Destacar también los secundarios donde todos tienen algo que aportar en especial Liam Neeson que es crucial, me recordó a Pitt en 12 años de esclavitud, sale poco pero es fundamental para cerrar la historia o el criticado por norma general Adam Driver quien posiblemente tenga uno de los momentos más emocionantes antes del clímax. Veo Silencio como una obra única e irrepetible, vi La misión hace unas semanas pensando que se asemejaría pero creo que Scorsese ha profundizado en algo que al menos que yo conozca nadie había hecho antes en el cine y puede que algunos ateos se larguen antes de terminar, pero lo que cuenta lo hace muy bien y si te apasiona el cine religioso o confesas alguna religión realmente te atrapará gracias a la dedicación y puesta en escena de Scorsese pese a no tener banda sonora. Magistral.