El director ha tardado casi cinco años en darle un final a la saga tras la criticada pero para mí divertida Retribution y en cierto modo ha cerrado varias cosas, ha utilizado la nostalgia volviendo a la colmena y dando un poco más de chicha a la trama, recordando personajes y momentos sobretodo de las dos primeras entregas y algún que otro giro sorprendente. No es la mejor de la saga como muchos dicen, creo que la primera siempre ha sido y será la mejor, la más terrorífica dentro de sus límites y la que mejor uso hace del presupuesto y de los actores aunque en toda la saga los secundarios no sean más que palos andantes con armas sin ningún tipo de motivación y dimensionalidad en esos personajes que se supone que aportan sustancia a la trama. Pero más allá de todos los defectos que abunden en la saga, he disfrutado, un guilty pleasure en toda regla que aunque la acción de cámara lenta típica en el director aquí ya no esté y se abuse del cambio rápido de plano en plan Venganza de Liam Neeson, logra entretener y mantener en vilo a mi parecer. Quizás el mayor problema es que el espectáculo que quizás se preveía en el final de la quinta no existe y las incoherencias y desapariciones más deus ex machina hacen un final decepcionante y sobretodo falto de riesgo para lo que quiere exponer en el último acto. El dinero la ha frenado y aún más sabiendo que ya es la más taquillera de la saga ya que aunque en USA ha fracasado, el recorte de presupuesto respecto a las anteriores y la expansión en el mercado asiático le han dado vida a un final para nada cerrado y no quiero spoilear para que lo comprobéis vosotros mismos. El dinero al final de la sala pero no para agradecer que han terminado sino para recaudar para otra por lo que se ve. Pasable.