Los directores de los hoteles, aunque sean para monstruos, también necesitan unas vacaciones. Ahora le ha tocado el turno a Drácula, su hija y su marido, y demás monstruos que pululan en el famoso hotel que se nos muestra en las dos entregas anteriores. En esta segunda secuela de Hotel Transilvania (2012) nos encontramos con un cambio de aires, un cambio de escenario. Drácula (con la voz en versión original del gran actor Adam Sandler) se siente algo agobiado por el trabajo y su hija se da cuenta de ello. Así que, a modo de sorpresa, le prepara a él (al que se les unirá sus amigos ya conocidos por el gran público, como Frankenstein, el Hombre Invisible o la Momia) un crucero de lujo para poder relajarse y disfrutar de sus merecidas vacaciones. De todos modos, no serán tan relajadas porque el pobre hombre, sin quererlo ni beberlo acaba enamorándose de una mujer humana, de nombre Ericka, y encima es la capitana del barco. Eso sí, la mujer no es trigo limpio y tiene algunas intenciones ocultas para Drac y los demás huéspedes que vamos descubriendo a lo largo del metraje. Un film animado que es la mar de disfrutable, muy entretenido, que consigue sacarte algunas sonrisas y gustará tanto a los grandes como a los más pequeños de la familia.
La animación está muy cuidada, a la altura de las dos anteriores, y yo creo que con el cambio de localización, el pedazo de crucero (me recuerda a un Titanic a lo bestia) se perciben muchos más detalles. En el apartado de la música, aparte del score de Mark Mothersbaugh, me ha gustado la incorporación de algunos temas bastante bailables, y me ha hecho gracia que entre ellos sonara La Macarena, para volver a ponerse de moda. Una notable película, sobretodo con un buen toque familiar, ideal para ver junto a un buen tazón de palomitas y una bebida, y para disfrutarla lo mejor posible. Mi nota final es de 8/10.