Tengo que decir que nunca he visto la película de 1939, El Mago de Oz, pero esta película que nos ocupa, que está dirigida por el director de la trilogía Spiderman y de Posesión Infernal, Sam Raimi, me ha parecido una precuela muy buena y entretenida. Más de dos horas que se pasan sin que te des cuenta. Una superproducción con un buen reparto encabezado por un camaleónico James Franco (hace poco que le he visto en un registro completamente diferente, en Spring Breakers) que lo hace muy bien como ese pretendido mago llamado Oz, acompañado de tres bellezas como son Mila Kunis, Rachel Weisz y Michelle Williams que interpretan a tres hermanas brujas. La cinta empieza en formato 1:33 y en blanco y negro, en la ciudad de Kansas a principios del siglo veinte. Oscar Diggs y su ayudante (interpretado por Zach Braff, el recordado J.D. en la serie de médicos Scrubs) trabajan en el circo como ilusionistas. Las cosas se complican cuando un tornado hace que Oscar tenga que huir lejos, a la lejana tierra de Oz. Es ahí cuando la pantalla se ensanchece, y pasa a 2:35, y nos muestra todo el colorido y la magia de esa ciudad. El mago se encontrará con tres chicas, tres hermanaas brujas, aunque una de ellas es la que atraerá la atención del joven mago. A partir de allí, tendrán que superar diferentes obstáculos, y salvar a la ciudad de Oz y todos sus ciudadanos. Una tarea que no será nada fácil de conseguir. Quién sabe si lo conseguirá.
La verdad es que visualmente está muy bien, sobretodo a partir de la llegada del protagonista a Oz, uno se queda sin palabras antes los planos que va viendo. Mucha secuencia hecha por ordenador sí, pero en general no llega a cantar lo que uno ve. El maquillaje de la Kunis cuando..., bueno, quién la vea ya se dará cuenta. La música de Elfman, ¿qué decir? repitiendo junto a Raimi tras lo de Spiderman y ese score me ha gustado, empezando con la partitura que se escucha durante los bonitos títulos de crédito iniciales, me han recordado a los de Mujeres Desesperadas, también con música de Elfman.
Como no podía faltar durante los créditos finales, la cancioncita de rigor para llenar espacio, titulada "Almost Home" y cantada por Mariah Carey.