Tengo ganas de más. Lo digo por una razón muy sencilla, la secuela se cierra con algunos puntos sin cerrar, con un posible continuará, y no me extrañaría nada que, si la película tiene éxito (que espero que lo vaya a tener) deberían hacer una tercera entrega y cerrar la historia de Hache. No me quisiera enrollar mucho, de hecho, no tenía ganas de escribir ningun comentario, pero bueno, aquí estoy. Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero en mi opinión, y en este caso, no es cierto. No será una obra maestra (es un leiv motiv que siempre digo cuando a algunas personas no les tiende a gustar algo y a mí sí), pero me parece muy entretenida, casi está a la altura de la anterior. Eso sí, la veo más lacrimógena, más subida de tono (sobretodo en cuanto a secuencias de sexo se refiere...) y más violenta. Seguro que a las fans del chaval les fascinará desde el minuto uno, cuando le vean sin camisa. Van a flipar en colores. Mario Casas y María Valverde repiten en sus personajes de Hache y Babi, pero ahora Babi queda en un segundo plano, ya que a Casas le han dado otra partenaire, Gin interpretada por Clara Lago, que sería una especie de Hache en femenino, una chica atrevida y con ganas de comerse el mundo. Aquí llega un trángulo amoroso. Además, junto a estos tres actores, regresan, entre otros, Marina Salas como la amiga del protagonista, algo solitaria a tenor de los acontecimientos del final del primer film, Diego Martín como el hermano mayor de Hache y Nerea Camacho, la hermanita de Babi, que quiere ir muy rápido por la vida y le va a costar muy caro. Ya no digo más.
Una trama que ocupa hora y media de nuestro tiempo, que yo creo que no perdemos en balde. Pues, ala, venga, a disfrutarla, seguro que más de uno/a repite visionado.