Por fin he tenido la oportunidad de ver en una sala de cine La Vida de Adèle. Tres horas que te dejan marcado, pero a la vez satisfecho de visionarla. Es una película bastante cruda, muy dura, un drama romántico que te llega al corazón. Yo, antes de entrar a la sala, no iba con mucho hype, no me esperaba una obra maestra (leer las grandes alabanzas hacia el film antes de verlo a veces, solo a veces, traen desilusiones) y mientras la visionaba me iba entrando en mí. El trabajo actoral de las dos protagonistas, Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux, es espléndido. A Léa ya la conocía, pero la sorpresa ha sifo ver a una desconocida, para un servidor, Adèle Exarchopoulos. Preciosa actriz a tener en cuenta, aunque leyendo su filmografia no es su primera película, pero sí la primera en la que me fijo en ella. La chica tiene mucho de qué hablar. Vaya que sí. Su personaje es, además de dar nombre al film, adorable, aunque a la vez luce una cara triste, yo la noto como si se sintiera incómoda, insegura.
El director ha partido la cinta en dos capítulos, para quién no lo sepa. Te puedes enterar por detalles, aspectos, situaciones.
Lo que me ha tirado muy para atrás, es decir que me ha sabido a poco, es el final que le han dado, lo veo demasiado precipitado, no me ha gustado como se ha cerrado la cinta, la verdad sea dicha. Aparte de eso, la película bien se ha merecido el visionado. Repito, no es una obra maestra, pero la dejo en notable. En un futuro revisionado es posible que le suba la nota, por ahora la dejo así.
Nota: 8/10.