Tras dirigir en 2001 (cómo pasa el tiempo) "Estoy hecho un animal" con el cómico Rob Schneider y hace ya siete años "La vecina de al lado" con la guapa Elisha Cuthbert, el director Luke Greenfield nos trae una comedia romántica repleta de líos amorosos, con la ciudad de Nueva York como telón de fondo. Es lo que los norteamericanos llamarian una "Chick Flick", una película para tías, aunque bien podría servir para todos los demás. Yo soy un tío y me ha parecido la mar de notable. Bien es cierto que puede haber situaciones un tanto ñoñas, pero yo le daria un visionado (que no aguantéis todo el film ya no depende de mí). Podemos hacer turismo por Nueva York sin movernos de la sala, los Hamptons (ahora sé, más o menos, cómo son, ¿quién dice que no se aprende nada viendo películas?), y además sabe hacer publicidad de una cerveza, la de la botella verde, cuyo nombre no voy a decir, más que nada, por no hacer publidad. Antes de entrar en la sala, y habiendo visto el trailer algunas veces sabía a lo que me exponía. Me gusta el director, el tema que trata, los actores, no por Kate Hudson ( la encuentra bastante sobreactuada, histriónica ) sino me decanto más por Ginnifer Goodwin y John Krasinski, dos caras bastante conocidas en el terreno televisivo, aunque ya hayan hecho sus pinitos en el mundo del celuloide.
Para los que se queden a ver todos los créditos finales (que, ya a estas alturas, dudo que se quede mucha gente, en mi sala me he quedado solo y, más tranquilo, pues) hay una escena graciosa (a mí me lo parece, que le vamos a hacer) durante los créditos.