Michael Haneke vuelve a hacerlo. Repite la fórmula de la historia-crítica que tan buenos resultados le ha dado, y lo vuelve a conseguir. En esta ocasión rueda la trama en blanco y negro, y parece que no, pero consigue el efecto de transportanos al pasado viendo sus imágenes. La historia me pareció sencillamente genial, y el suspense aumenta en cada momento, lo que no te permite quitar ojo ni un instante. Con esta película he corroborado que Haneke está en todo lo alto. En cuanto a las actuaciones, son una guinda más en este pastel tan bien elaborado, que falla muy poco, porque hasta la ambientación es correcta. Toda una joya del cine actual pero a un nivel clásico. En cuanto a la crítica que realiza (o al menos así lo he entendido yo), estando a las puertas de la Primera Guerra Mundial, podemos ver como las rencillas en un pequeño pueblo son casi insondables... imaginemos eso pero extrapolándolo a los Estados. Una gran "autocrítica" a la naturaleza humana.