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Uruguay Uruguay · Montevideo
Voto de Atilio:
8
Comedia. Drama Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el ... [+]
26 de febrero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La incomunicación familiar, el mundo de las apariencias, las conductas acomodaticias y de cómo joder a los trabajadores con la globalización. Estas pavaditas de temas son los que se abordan en una película muy difícil de clasificar, porque si bien hay un tono de comedia amable y a veces surrealista, en el fondo subyace un drama de tristezas y soledades varias.

La única forma que tiene un padre de comunicarse con su distante, dura e implacable hija que trabaja para una consultoría dedicada a facilitarle despidos masivos a las trasnacionales, es presentándose frente a ella con distintos personajes ridículos que, parodiando las actitudes de la ejecutiva le sirvan de espejo para una eventual reacción. Una dirección firme en la conducción del reparto, vigorosa y arriesgada en el tono del desparpajo con que se presentan unos cuantos gags, pero que a la vez se toma su tiempo (en mi opinión demasiado alargado, creo que a la película le sobra más de una hora) para presentar y desarrollar los personajes.

La realizadora Maren Ade tiene el mérito de bailar en el hilo fino del ridículo pero sin llegar nunca a desbarrancarse. Hago una exhortación a los amantes del cine para que se den la oportunidad de hacer un esfuerzo y esperar a que la trama estalle con toda su fuerza, exactamente en el minuto 52 y que no desistan de continuar viendo el filme. Porque lo que hay de allí en más es cine con mayúsculas. No hay derecho a perderse esta magnífica obra por la lentitud y, quizá, por la excesiva duración de la introducción.

Cuenta con dos escenas sublimes: cuando la hija canta y cuando festeja su cumpleaños. Ambas secuencias son francamente conmovedoras.

Este es un ejemplo más del mejor cine europeo y, con las prevenciones predichas, me atrevo a recomendarla efusivamente.
Atilio
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