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Voto de Jinx_888:
8
4 de noviembre de 2018
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juliette Binoche esta sencillamente fantástica, en una actuación sobreactuada (riesgosa maniobra, corrió el riesgo de haber hecho un papelón), le sale perfecta. Sensual, hermética, intrigadora, melancólica y enigmática, simplemente se roba toda la atención para hacer un papel maravilloso, lleno de seducción, una mujer fatale real, no exuberante o exorbitante, simplemente delicada y perfecta.
Una película llena de tristeza ilimitada y desoladora. Un drama sobre el descontrol, todo aquello que no podemos someter ni organizar. Jeremy Irons interpreta a Stephen Fleming, un político en ascenso, con una vida confortablemente ordenada y perfectamente encauzada, eso sí es un padre distante y formal, poco cariñoso con sus hijos y su esposa. Hasta que conoce a la novia de su hijo Martyn: Anna (Juliette Binoche). Este es en el momento más débil de la película, la escena en que se conocen y la del primer llamado telefónico están como fuera de tono, resultan poco creíbles, excesivamente fantasiosas. Pero la película rápidamente recupera el tono, en base a la excepcional Juliette Binoche, una mujer que resulta excesivamente atractiva, tanto por lo hermosa, pero sobre todo por lo enigmática, misterio que ejerce un magnetismo total. Anna atrapa y descontrola al hasta entonces comedido Stephen.
Anna es una mujer oscura y ardiente. Con Stephen vive la locura del descontrol, con Martyn, busca un hogar y estabilidad. Para Stephen, Anna es todo lo que nunca ha tenido: una pasión desbocada por la cual está dispuesto a renunciar a todo.
Una película con actuaciones memorables, una historia ágil y entretenida, que, si bien tiene algunos momentos más débiles, o bien con momentos de desarrollo más flojos, sin duda se convierte en una película muy, pero muy sobre la media
Una película llena de tristeza ilimitada y desoladora. Un drama sobre el descontrol, todo aquello que no podemos someter ni organizar. Jeremy Irons interpreta a Stephen Fleming, un político en ascenso, con una vida confortablemente ordenada y perfectamente encauzada, eso sí es un padre distante y formal, poco cariñoso con sus hijos y su esposa. Hasta que conoce a la novia de su hijo Martyn: Anna (Juliette Binoche). Este es en el momento más débil de la película, la escena en que se conocen y la del primer llamado telefónico están como fuera de tono, resultan poco creíbles, excesivamente fantasiosas. Pero la película rápidamente recupera el tono, en base a la excepcional Juliette Binoche, una mujer que resulta excesivamente atractiva, tanto por lo hermosa, pero sobre todo por lo enigmática, misterio que ejerce un magnetismo total. Anna atrapa y descontrola al hasta entonces comedido Stephen.
Anna es una mujer oscura y ardiente. Con Stephen vive la locura del descontrol, con Martyn, busca un hogar y estabilidad. Para Stephen, Anna es todo lo que nunca ha tenido: una pasión desbocada por la cual está dispuesto a renunciar a todo.
Una película con actuaciones memorables, una historia ágil y entretenida, que, si bien tiene algunos momentos más débiles, o bien con momentos de desarrollo más flojos, sin duda se convierte en una película muy, pero muy sobre la media