“Ocho apellidos vascos” no era una gran película, sin dudas era una comedia del montón. Pero al menos era llevadera durante la película, se hacía entretenida y divertida para pasar el rato. La película “hacia juego”, tenía algo de química y entretenía al espectador, que sea un rato (porque memorable o algo por estilo estaba muy lejana de serlo).

Esta segunda parte simplemente está demás. Quizás el éxito comercial de la primera impulso a crear este bodrio, con el único fin de recaudar dinero. Esa es la única explicación posible como motivación para hacer esta película. Porque no posee historia que contar, no hay química, el relato es absurdo y ridículo, es una película completamente intrascendente y además es aburrida. Si, aburre, se hace larga y tediosa, si sale alguna risa es algo muy muy muy esporádico y aislado. Lo que antes funciono ya no funciona. Simplemente lo podemos resumir como forzar una historia para ganar dinero, presentando un cuento repetido y absurdo.

La película se hace difícil de llevar y de aguantarla, me tarde tres tandas para poderla terminar. Pero el suplicio no era sólo para mí, también lo era para los actores. En todo momento las caras de los actores parecían decir: ¿por qué estamos haciendo esto? ¿Cuánto falta para que esto termine?. La actuación de Clara Lago y de Karra Elejalde, sobretodo de la primera, no es que sea mala, es abiertamente desinteresada (se nota que su motivación por estar ahí era nula, sólo prestarse para recibir el pago en unos días).

Por favor no pierda su tiempo, no vea este bodrio.