24 de febrero de 2018
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Para reseñar críticamente esta película es necesario abordar dos aspectos: uno, estrictamente fílmico y otro, sociológico. Primero, el resultado final es aceptable, más allá de lagunas en el guion y personajes y situaciones que rozan el cliché. El producto resulta entretenido, con una actuación soberbia de Christopher Plummer, merecidamente nominado en la categoría Mejor actor secundario de los Premios Óscar 2018. Segundo, la historia dispara en el espectador reflexiones sobre diversos temas (orden, ética, anomia, familia, generaciones, capitalismo, conductas funcionales y disfuncionales, arte, felicidad) e instala una pregunta que sobrevuela la sala con insistencia una y otra vez a lo largo de la proyección: ¿en qué sentido podríamos considerar que es una meta socialmente virtuosa ser rico?
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