Haz click aquí para copiar la URL
Voto de antonalva:
6
Thriller Un inmigrante, mitad checheno y mitad ruso, llega a la comunidad islámica de Hamburgo reclamando la herencia de su padre. A partir de ese momento despierta el interés de las agencias de seguridad alemana y norteamericana, que están decididas a averiguar cuál es la verdadera identidad de ese hombre: si se trata de una víctima oprimida o de un extremista con tendencias violentas. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2014
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ya octogenario John le Carré es un género en sí mismo, tanto como novelista como en cuanto a sus múltiples adaptaciones cinematográficas. Lleva más de cincuenta años retratando y diseccionando el proceloso mundo de los espías, con sus añagazas y traiciones mudables. Quizás ya no sea nada novedoso, pero su hábil destreza al urdir tramas rocambolescas pero irrefutablemente lógicas, intrincadas y laboriosas en su recorrido pero diáfanas y evidentes en su cohesión, maña y congruencia. En fin, se le podrán achacar muchas cosas (su propensión al tirabuzón narrativo, su mareante pléyade de personajes y ligazones), pero casi siempre proporciona un entretenimiento inteligente, taimado y descorazonador.

También aquí. Tantos personajes con breves y estereotipados cometidos necesitan de unos actores solventes que den carne, empaque y verosimilitud a lo que no deja de ser un intrigante enredo ahíto de previsible ambigüedad y presumible doblez impostora. El casting es brillante y atinado, ofreciendo rostros reconocibles y briosos, sirviendo de vehículo todoterreno a una densa malla de maquinaciones y trampas que si bien está bien trabada y diestramente resuelta, produce cierta sensación de dejar a la vista sus engranajes y mecanismos, donde la técnica prima sobre la sinceridad, la cocción hacendosa sobre la calidad intrínseca del ingrediente. Pero sobre todo brilla un estupendo actor en su último papel protagonista: Philip Seymour Hoffman (1967-2014). Su aciaga desgracia personal añade una funesta dimensión trágica a su derrotado personaje. Está inconmensurable, intenso, sutil e inolvidable. Ese coche del que se baja y queda vacío en el plano final de esta cinta supone una lúgubre premonición.

Película eficaz, de intriga astuta y tristemente reconocible, de atmósfera enfermiza de puro untosa y letal, donde los éxitos y fracasos no llegan a ser noticia porque a nadie le importa el hundimiento anónimo de los de siempre, monigotes con apariencia de personas y carentes de otra dimensión que no sea la de servir de carne de cañón. Se podría decir que esta cinta es la historia de un fracaso – o de un fracasado – y que sirve, al mismo tiempo, de boceto contumaz de toda una época desencantada y descreída, donde los principios son meros eslóganes descalabrados, apenas un eco de pretéritos ideales henchidos de afán, ilusión y rumbo. Mórbidamente meritoria.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow