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Voto de antonalva:
6
Drama Una exposición de la obra de la fotógrafa de guerra Isabelle Reed, tres años después de su prematura muerte, lleva a su hijo mayor de vuelta a la casa familiar. Allí pasará tiempo con su padre Gene y su hermano menor. Estando los tres bajo el mismo techo, Gene tratará de estrechar lazos con sus dos hijos mientras ellos luchan por reconciliar sus sentimientos hacia su fallecida madre, a la que recuerdan de manera diferente. (FILMAFFINITY) [+]
12 de febrero de 2016
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuestras vidas son rompecabezas. Y cuando compartimos la existencia con alguien (tu pareja, tus hijos, tus padres, tus hermanos o tus amigos) apenas y si capturamos algunos retazos inconexos que tratamos de combinar para que ese puzle emocional y vital cobre sentido y podamos mantener la ficción de que conocemos a los demás, dotando a sus acciones, palabras u omisiones de un mínimo de coherencia que nos permita hacernos creer que conocemos al otro y que su borroso y cambiante contorno tiene la suficiente claridad y cohesión como para mantenernos en relación y contacto, reinterpretando y expandiendo lo que en verdad tan sólo son dispersos fragmentos de un relato que desconoceremos en su inasible integridad.

Este premisa es la columna vertebral de este relato amargo, atormentado y doliente sobre una familia rota por la muerte de la madre y que se aferra con uñas y dientes a su incapacidad manifiesta por la trasparencia, la verbalización, la sinceridad o el afecto físico. La franqueza vivida como quimera, como fabulación, como entelequia, como un imposible. La comunicación como trampa, como engaño, como imposibilidad existencial, como maquinación para confundir u ocultar, como huida del presente para refugiarse en utopías resbaladizas y falaces. Callarse la verdad puede ser legítimo, pero construirse una fantasía indulgente es una tropelía que acaba pasando factura a nuestra salud emocional.

Atravesar un duelo es difícil y muy doloroso: te puedes romper, astillar, abatir o extenuar, pero raro es que te deje igual que estabas antes. Y cerrar un duelo es, a veces, tarea titánica que algunas personas son incapaces de completar con éxito y se torturan inmisericordes durante tiempo indefinido. Sobre este atolladero gira la mayor parte de esta cinta, que parece confundir complejidad temática con precariedad narrativa, ya que si bien contiene buenos elementos e ideas, afanosos actores y una realización competente, es incapaz de insuflar vida a la historia que nos propone, que acaba dando vueltas una y otra vez sobre sí misma, como una noria desbocada, sin avanzar ni un milímetro del atractivo planteamiento.

Este drama sobre las dobleces y contrariedades de la vida carece de lo básico: sinceridad. Suena a prefabricado, se antoja previsible y no llega por su excesiva frialdad, se dispersa con lastimosa delectación y se pierde por recovecos estériles. Interesa y convence a ratos, pero la mayoría del tiempo carece de fuste, fuelle, hondura y poso. Todo resulta demasiado críptico y engolado como para seducir, demasiado elaborado para resultar creíble. Interesante, sí, pero insuficiente: el discreto encanto del proyecto fallido.
antonalva
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