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Voto de antonalva:
6
Comedia. Romance Los Ángeles, años 30. En la meca del cine, el joven recién llegado Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg), sobrino de un poderoso agente y productor de Hollywood (Steve Carrell), se enamora de Vonnie (Kristen Stewart), la guapa secretaria de su tío Phil. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2016
74 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
El persistente desencanto que me han causado casi todas las últimas películas de Woody Allen se ha visto interrumpido con esta cinta encantadora, que si bien adolece de algunas de las características de su cine más reciente – diálogos superficiales y ayunos de garra, personajes sin interés ni enjundia, tramas ñoñas y deslavazadas, dirección garbancera y adocenada – alcanza algo muy digno de alabanza: crear un tono crepuscular y melancólico que seduce sin apenas esfuerzo aparente. Y además casi todos los actores elegidos (sobre todo, Jesse Eisenberg y Kristen Stewart) transmiten convicción y entusiasmo en sus respectivos cometidos. No hay nada novedoso ni reseñable, pero el conjunto se deja ver con simpatía y agradecida complicidad. Todos sus tics resultan disculpables, como si estuviéramos visitando a un familiar añoso al que le perdonamos que nos cuente siempre – con ligeras variaciones – las mismas batallitas.

Además, la atractiva fotografía del maestro Vittorio Storaro añade potentes dosis de embrujo y ensoñación al proyecto y si bien no es nada realista – tampoco lo pretende – saca el máximo partido tanto a las localizaciones como a los personajes, bañando todo en un halo seductor de calidez que se vuelve irresistible. Pocas veces han sido los años treinta del siglo pasado retratados con tanta belleza y nostalgia que uno desearía haber vivido aquel mágico momento por lo plástico y atractivo de la recreación lograda. Se le puede excusar a Allen su arraigada languidez y sus obstinadas repeticiones (de personajes, temas y tramas) por la adorable factura que consigue. Es más una experiencia estética que no una narración exigente – que bascula entre el romanticismo y el desengaño – aunque los atisbos de tristeza que impregnan la historia resulten atrayentes.

Para los fans irreductibles del director, seguro que es un festín sin parangón. Pero para los que dejamos de serlo hace ya unos veinte años, se trata más bien de una amable recuperación de ciertas fragancias inequívocas que nos remiten al Allen de antaño, aunque no alcance – quizás por una excesiva complacencia o simplicidad – a convertirse en algo más que un agradable entremés burbujeante, entretenido y simpático, bien elaborado pero sin demasiada originalidad ni calado. Resulta muy ameno de ver – sobre todo por el buen hacer del elenco y la radiante fotografía – pero se antoja un producto demasiado artificioso y relamido, con aciertos parciales innegables pero que no acaban de cuajar en una obra perdurable.
antonalva
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