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Voto de antonalva:
7
Thriller. Drama Lee Gates (George Clooney), un famoso presentador de televisión, es también uno de los principales gurús de Wall Street. Pero cuando el joven Kyle Budwell (Jack O'Connell), siguiendo sus consejos, pierde todo el dinero de su familia, decide secuestrar a Gates durante la emisión en directo de su programa. (FILMAFFINITY)
25 de julio de 2016
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perfecto ejemplo de cine comercial bien hecho. Su principal objetivo es entretener y pese a desarrollarse casi en un único escenario (un plató de televisión durante la emisión de un programa de éxito), resulta una propuesta potente y dinámica, donde uno no repara en los fallos e incongruencias de la trama hasta que ha concluido la avasalladora proyección. Tomando como marco de referencia las corruptelas financieras que nos asolan, hace también una jocosa y mordaz crítica de la televisión como espectáculo, donde la ausencia de un periodismo crítico digno de tal nombre y carente de cualquier principio éticos o siquiera un mínimo código deontológico que aplicar, no hace sino acentuar la indefensión total del ciudadano ante los desmanes de los codiciosos potentados de turno.

No plantea nada nuevo ni se detiene en bucear en profundidades trascendentales sobre el origen o en la asignación de las culpas, como tampoco se detiene a elucubrar sobre las consecuencias de las abundantes infracciones éticas o legales – más allá lo previsible y acomodaticio – sino que todo ello queda dentro de un consenso tan inofensivo como inocuo. Sabemos que hay malos pero no se debieran de realizar extrapolaciones inmediatas ni masivas. Quizás el cine europeo se hubiese atrevido a señalar con los dedos a los responsables únicos y además hubiese proclamado una teoría política y social a los cuatro vientos sobre el fin del capitalismo y el advenimiento de otra política es necesaria y posible. Pero el cine yanqui vive del empirismo científico: es decir, no basta un botón de muestra para construir una teoría totalitaria o totalizante. Sino que hay que denunciar cada episodio censurable, ¡sí!, pero al mismo tiempo seguir atento sobre las demás alternativas.

Esta característica es la que convierte esta cinta en un típico producto hollywoodiense, ya que su honesto afán de denuncia va en contra de elementos, personas y situaciones concretas y específicas, sin dejarse por ello llevar – aunque lo insinúe y se pueda inferir del contexto – por erigirse en una proclama política o verdad suprema, como si no hubieran otras posibilidades u otro ejemplos diferentes que podrían cuestionar semejante arenga ideológica totalitaria.

El espectáculo debe de continuar. Por ello la cinta es un ágil compendio de cómo hacer funcionar – de forma dinámica y absorbente – una situación tensa y abocada a la tragedia de forma diáfana y diferenciada, donde cada personaje es un arquetipo pero, sin embargo, resulta creíble y convincente. Hay héroes (que quizás fueron villanos) y hay malos que albergaban una brizna de sangre en su corazón y tal vez lleguen a redimirse. Bienintencionada conclusión de este suflé intrascendente que cumple su cometido. Eficaz Distracción.
antonalva
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