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Voto de antonalva:
8
Drama La víspera del día de Navidad, un ciclista es atropellado de noche por un lujoso todoterreno. El desgraciado accidente cambiará el destino de dos familias: la del millonario Giovanni Bernaschi, un especulador financiero que ha creado un fondo que ofrece un 40 por ciento de interés anual, atrayendo y esquilmando a los crédulos inversores, y la de Dino Ossola, un ambicioso agente inmobiliario cuya empresa está al borde de la quiebra. (FILMAFFINITY) [+]
6 de junio de 2015
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo está en manos de los sempiternos machos prepotentes, codiciosos, vulnerables, majaderos, grandilocuentes, manipulables, fatuos, engreídos, inseguros, fornicadores y dominantes, pero siempre hay a mano alguna mujer (por regla general) que les saque las castañas del fuego o les redima o les acompañe o les resuelva todo el infortunio, devastación y desconsuelo que generan sus delirantes desmanes y loca autosuficiencia. Menudos peleles que – apenas destetados – se creen los amos del mundo pero que sucumben a la necesidad de la mano infalible que les perdone y tape sus vergüenzas.

Estamos ante un afilado retrato o autopsia de la clase alta – pero también de la clase media con ganas de alcanzar las alturas siderales que creen tanto más deseables y apetitosas que sus propios afanes no menos mezquinos, turbios y alienantes. El que estemos en Italia y todo sea reconociblemente mediterráneo, embriagador y bullanguero, no le quita un ápice a su carácter universal, radiografía del culto al dinero – a amasar dinero, de la forma que sea, como un fin en sí mismo – y de las servidumbres y bajezas que conlleva. Hay un empacho de situaciones y personajes reconocibles, en su atildada soberbia, en su inexorable y avasallador impulso de atropellar al prójimo, en personajes gafados desde pequeños pero que absolvemos porque ni son ricos, ni son poderoso, ni se creen intocables.

Porque el pecado original es y será siempre el dinero. Tenerlo, desearlo, buscarlo, perseguirlo, ostentarlo, acumularlo… El dinero es sucio, es el mal con mayúsculas y su sola mención todo lo corrompe, devalúa y deteriora. Ya ni prestamos atención a ese apriorismo, tan interiorizado como está en nuestra sociedad. Cuando el dinero sólo es un medio de pago, un mero instrumento, agnóstico e inocente, olvidándonos que lo deleznable son algunas actuaciones o procesos que puede desencadenar. Execramos el dinero porque es más fácil echarle la culpa a una entelequia o abstracción llena de inmemoriales estigmas, en vez de mirarnos a nosotros mismos y denunciar nuestra propia codicia insaciable y censurar nuestros instintos más deleznables.

Esta inquietante película, con un férreo guión y excelentes interpretaciones (sobre todo de una espléndida Valeria Bruni Tedeschi, en encomiable madurez física y artística) aborda con éxito todos los muchos temas que plantea: las quebradizas relaciones familiares, la omnímoda idolatría del dinero, las lacerantes contradicciones entre apariencias y realidad, la seducción contumaz por lo ajeno, etc. Un primoroso juego de espejos que nos refleja nuestra suciedad sin máscaras ni alharacas. Un prodigio muy recomendable.
antonalva
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