Me gusta mucho la mezcla de personajes que hace Paul Thomas Anderson, las ambiciones de cada uno, lo bien construidos que están y cómo cada uno trata de conseguir sus objetivos.

Me apasiona que existan personajes como la patines, que no se los quita nunca, ni para follar, o el chino que aparece en el clímax tirando petardos sin sentido alguno pero dando a la escena un toque más surrealista y cómico de lo que era ya de por sí.

El ascenso y caída del protagonista me ha cautivado, el cómo el mundo del porno le introduce en los mundos del dinero, la droga y el ego y se consume a sí mismo por sus propias trampas.

Creo que no hay ni un segundo de metraje que no valga la pena o que sobre. Excelente propuesta. Es de esas típicas películas que la veo y pienso que me gustaría haber hecho a mí.