Que Woody Allen es un mito vivo del séptimo arte, es una realidad. Que muchos se empeñan en enterrarle antes de tiempo, es una realidad. Que existen voces que siembran la discordia diciendo que Woody Allen es sólo una sombra de lo que fue, es una realidad.

Que Woody Allen ha dado a todos esos escépticos en los morros, es la mayor realidad de todas.

"Midnight In Paris", es la nueva joya del neoyorquino. Una cinta que deshoja los entresijos del melancolismo más acérrimo. Una pequeña patada para aquellos que eligen mantenerse en el pasado. Pero Woody no es de esos. Él, sabe que el pasado tuvo sus cosas buenas, pero que el presente puede ofrecernos mucho, y él nos ofrece esta deliciosa comedia para hacernos más liviana la existencia. Cada personaje secundario que desfila por la pantalla, cada diálogo, es un pequeño manual de como se debe hacer reír al público; un pequeño saco de ironía e ingenio que sorprende al espectador por su frescura.

Y de entre toda la película, y su reparto, cabe destacar al actor más importante: París. Porque como ya ha hecho con otras ciudades (New York, Barcelona, etc...), Allen no se conforma con usarlas como marcos espaciales. Las transforma en un personaje más, que nos habla con sus imágenes, y que nos muestra su vida en cada una de sus calles. El París de Woody Allen, es un lugar romántico y sexual; mágico y exquisito; adinerado y bohemio.

Que nadie se pierda esta película. Es una maravilla. Desde el primer segundo al último. Gracias Woody por devolver la grandeza a tu cine.