Es de esas que no sabes muy bien de qué va exactamente hasta que llevas un buen ratito. Al principio es un poco lío y, estás desubicada intentando centrar la cosa. Poco a poco comienzas a enterarte y a atar cabos entre los nombres-mote, los hechos y la trama. Los personajes son estereotipos clásicos: el héroe, el matón, la femme fatale, la víctima, el listo en la sombra, el gánster,... Es todo muy surrealista como comentaban quienes la habían visto. Difícil tragarse semejante trama en un instituto planteada como lo está en la cinta y sin ningún adulto que supere la treintena detrás. La poli sólo interviene y descubre algo cuando el protagonista decide que lo haga. Habiendo tantas víctimas de esta banda, con la fama que tienen incluso para los profesores y director del centro, la manera en la que trabajan sin que nadie se entere, les siga, les pare ni, les tosa... cuando luego resulta que es muy simple. Es como si vivieran todos en una especie de mundo paralelo sin influencia ni intervención de lo ajeno a sus personajes principales. No hay padres, no hay fuerzas del orden, no hay nada excepto misterios que resultan ser bastante bobalicones y simplones y, personajes que siguen una línea recta de comportamiento. No obstante es curiosa y se ve muy bien. La banda sonora es al estilo de las pelis antiguas y, sólo me molestó un poco la melodía oriental con la que se inicia porque la repiten en bucle durante los, por lo menos veinte primeros minutos. Resulta rayante y cargante. Casi estás más pendiente de que deje de sonar que, de la trama... En definitiva que, te tragas lo que te cuentan porque sabes que es una película que pretende una estética y una historia que debe ser así para poder desarrollarse pero que, no supera una revisión argumental critica con un intento mínimo de coherencia. Interesante por el montaje y, por el conjunto pero, no es lo que yo consideraría un peliculón.