La primera película comercial de Korine es una invitación a sumarte a los excesos de una cultura hija de los tiempos en que vivimos. En ella destaca una estética videoclipera caracterizada por un bombardeo incesante de imágenes que resulta deslumbrante, que supone una fascinante experiencia sensorial y que atrae e hipnotiza por su belleza fuera de lo común. Todo en esta propuesta está conducido con gran inteligencia y acierto, el director sabe manejar con virtuosismo y solvencia la radicalidad que propone. La cinta confecciona el retrato de una adolescencia que se deja llevar por una filosofía fundamentalmente hedonista que supone la búsqueda de la felicidad y la satisfacción inmediata, que quiere sobre todo aprovechar el presente y sacarle el máximo partido al "aquí y al ahora", y cuya máxima aspiración pasa únicamente por la evasión de los problemas cotidianos, ofreciendo como resultado de todo este caos un producto osado, desconcertante, envolvente y que sirve como oda a la libertad de toda una generación.

La cinta, particularmente, la dividiría en dos partes, la segunda comenzaría justo cuando entra en juego el personaje de James Franco que da, con su aparición, no una sino varias vueltas de tuerca a lo atrevido y provocador de la propuesta, aunque yo, con todo, me quedo con los diálogos y los momentos de su primera parte, me han gustado un poco más. Es posible que el filme no tenga el mejor guión del mundo pero no se puede decir que detrás de las orgías de excesos que se contemplan no se encuentra una interesante historia, quizá no sea la más trabajada y verosímil, pero sí una que entretiene y genera atracción, está magníficamente narrada, incluye momentos sobresalientes por bizarros o extraños y posee una estética elaborada y única.

Hay quien puede sentirse abrumado por la sobresaturación de excesos que muestra la película en forma de sexo, drogas, fiestas y alcohol entre otras, pero es lo que precisamente pretende ofrecer este producto, es exactamente esta temática la que quiere reflejar, resulta su gran apuesta y donde radica su punto fuerte. Se le podrán achacar muchos defectos pero no que no sea auténtica, es la película que se ha marcado ser desde un principio, en ese aspecto no engaña a nadie y, además, logra su cometido con creces.