Intrigado por los globos de oro, por recomendaciones y críticas, la encaré. El piloto fue como tirar una piedra grande a un lago: se hacen ondas grandes, redondas a simple vista. Promete música, sexo, conflicto. Después parece que como iba para FoxLife le dijeron a los productores y los guionistas que las piedras fueran más chicas y redonditas, blandas de ser posible. Importa la buena onda y que los conflictos sean light.
Las ondas más lindas son las musicales y la serie busca ser como esas ondas: buena onda. Alcanza interesantes crestas por momentos, copadas y estimulantes, baja a la intrascendencia y la estupidez en el medio, a la superficie segura, para caer en la panza de la onda en lo profundo de la idiotez. Claro que vuelve a subir y a bajar y así, como una onda, cuya frecuencia decae en la segunda temporada y no sé si habrá tercera, aunque el Golden Globe...
Por todo esto, puede resultar grandiosa o infumable, según quien la mire o en qué momento te pille.