Aquí en Bergman sobresale su influencia por el expresionismo aunque bajo su particular estética. Eso se puede notar mucho en la fotografía y en algunas secuencias. Aún no termina de llegar a sus puntos más elevados pero se nota ya gran parte de sus obsesiones futuras.

Aquí lo veo como dudando aún de sumergirnos del todo en sus laberintos metafísicos y se permite incluso concesiones, seguramente esta cinta y su resultado le permitieron avanzar.

Recomendada, pero a los fans de Ingmar que están acostumbrados a desgarrarse el alma con sus películas verán sorprendidos que alguna sonrisa se les escapará y no sabrán de dónde.
Muy notable, pero aún el maestro buscaba su estilo definitivo.

Lo mejor: La secuencia del elevador.
Lo peor: El final bastante insípido de la primera historia.

Wilson R. Castillo