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Voto de pepelessar:
6
Ciencia ficción. Fantástico. Acción El todopoderoso Thanos ha despertado con la promesa de arrasar con todo a su paso, portando el Guantelete del Infinito, que le confiere un poder incalculable. Los únicos capaces de pararle los pies son los Vengadores y el resto de superhéroes de la galaxia, que deberán estar dispuestos a sacrificarlo todo por un bien mayor. Capitán América e Ironman deberán limar sus diferencias, Black Panther apoyará con sus tropas desde Wakanda, Thor ... [+]
13 de mayo de 2018
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine es, ante todo, una expresión artística basada en la imagen. Es cierto que una imagen vale más que muchas lineas de guión. Sin embargo, desde que el cine es sonoro, las películas también son palabras. Las palabras arman diálogos, establecen en gran medida la lógica interna de la trama y son los mimbres de todo lo que va encima. Finalmente, muchos dirán que en el cine interviene un tercer factor: el sonido. El cine también es sonoro, es cierto, pero si lo demás falla, el sonido puede convertirse en ruido y ensuciar incluso los momentos en los que se establece el más absoluto silencio. Eso es lo que le pasa a Avengers: Infinity War. Lo que debió ser solamente un espectáculo de entretenimiento ensordecedor pasó a ser una marabunta estridente. Es lógico que pase esto cuando a una orquesta a la que le gusta interpretar a Wagner le toca interpretar un adagio teniendo únicamente una buena fila de tubas.

La película tiene el mérito de conseguir encadenar una escena de acción tras otra sin repetir escenario y casi sin repetir grupo de protagonistas. Esto se alterna con otras tantas secuencias de puro diálogo. El resultado final: una maraña imposible de desanudar. La acción, con alguna excepción, carece de iconos visuales a los que el espectador pueda agarrarse. Los diálogos, que alternan los chistes fáciles de cultura pop y las frases dramáticas, no terminan de llegar a ninguno de los dos extremos. Después de un par de días, soy incapaz de decir qué secuencia me parece mejor porque en mi cabeza todo es lo mismo. Curiosamente, la excesiva fragmentación que expone la película desde el minuto 1 se convierte en una unidad: en un amasijo de CGI y ruido, mucho ruido.

No hay nada malo con el ruido per se pero si pretende apelar a la épica y al dramatismo con ese único recurso, el resultado será pobre. Aquí está uno que se lo pasó en grande viendo cómo Gypsy Danger y compañia destripaban pulpos gigantes en Pacific Rim, o cómo Hulk reventaba cabezas sin ninguna otra pretensión en la primera entrega de Los Vengadores. En esos y otros films del mismo corte los villanos son simples villanos, movidos por el puro mal. No son filósofos, ni ideólogos, ni Iago o Macbeth en una tragedia de Shakespeare. Thanos, sin embargo, sí que pretende serlo. Es un genocida con un plan largamente premeditado y exceptuando un par de secuencias, no nos da ninguna otra línea de diálogo con la que poder caracterizarlo. En el resto del metraje los únicos que dicen algo con sentido son sus puños. Es curioso que una película de 150 minutos sólo dedique 5 a caracterizar a su personaje central, a su villano, que pretende tener múltiples matices y ser el eje de la historia. Mientras que el Darth Vader del episodio IV no necesita decir nada para imponerte respeto o el Joker de Nolan se define a si mismo como un simple agente del caos, un villano como Thanos necesita más que cinco minutos para dar sentido a una naturaleza tan compleja. De nuevo, para los hermanos Russo el ruido era más importante que la palabra.

Muchos críticos señalan el mérito de darle a todos y cada uno de los personajes del Marvel Cinematic Universe su trocito en la película y es totalmente cierto. Todos tienen su momento, todos ellos que ya tuvieron su propia entrega de la saga o sus momentos de protagonismo en alguna de ellas y que no necesitan evolucionar en Infinity War y que de hecho no lo hacen. El Fanservice la ha hecho daño a una historia y a un villano que tenían potencial suficiente para decir mucho más y para darle sentido a los momentos dramáticos de la película. Sin el trasfondo necesario, ese sacrificio bíblico suena artificial y poco creíble. El climax final, aun siendo una metáfora visual muy respetable, es como ponerle una guinda a un pastel que no existe. Después de 150 minutos la historia sigue acusado las carencias de dramatismo creíble, sacrificado por el bien de lo visual y el espectáculo. En el único momento de silencio de la película siguen retumbando las más de dos horas de ruido.

No hay problema alguno en pretender hacer algo distinto en un género como el de los superheroes. El problema es pasar de pretender algo a ser pretencioso y en hacer el amago de ser profundo y trágico con recursos narrativos y de caracterización insuficientes. Otras muchas películas del género han demostrado que es posible hacer ambas cosas. Qué menos que exigirle lo mismo al culmen del MCU. Lo que podría haber sido una conjunción perfecta entre armonía y ruido se queda sólo en lo segundo.
pepelessar
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