Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) de Alejandro González Iñarritu, es una comedia dramática negra sobre un actor de cine muy reconocido y en horas bajas que intenta volver a la cumbre con una obra de teatro. Dirigida con un ritmo vigoroso y con un estilo totalmente innovador por lo que se ofrece y cómo lo ofrece, es una obra original y extraordinaria en todo lo que se propone, dejando al público totalmente boquiabierto con sus enormes interpretaciones y trama que se centra en el micro universo de una persona, el teatro y todo lo que lo rodea, cumpliendo ampliamente con las expectativas del público más exigente que busca siempre nuevas experiencias en el cine.
La fotografía es lumínica y tiene un gran juego de luces, mostrando imágenes impactantes que desconciertan en una original tarea que tiene el objetivo de hacer al espectador un actor más, evocando en todo momento al teatro en una labor totalmente dinámica de Emmanuel Lubezki. La música es rítmica con el continuo uso de unos tambores que a veces resultan ruidosos y algo innecesariamente inquietantes para el público, dando la nota negativa al film. Los planos y movimientos de cámara consuman un sensacional trabajo técnico a través del continuo uso de la cámara en mano y steadycam, con interminables planos-secuencia subjetivos que hacen al público partícipe y seguidor dentro del teatro de cada uno de los actores cuando en ellos se centra la acción. Cabe destacar también, unos efectos visuales sorprendentes y admirables en determinadas escenas que dejan al público atónito y totalmente desconcertado.
Las actuaciones son sobresalientes e inigualables. Como protagonistas Michael Keaton trabaja con oscuridad psicológica en un enorme papel que parece estar hecho solo para él y Edward Norton está inconmensurable y muy carismático en una tarea lejos de su línea habitual, ambos logrando un tándem interpretativo que se recordará aún con el paso del tiempo, siendo notables y muy apropiados los acompañamientos de Emma Stone, Zach Galifianakis y Naomi Watts entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones variados y alusivos a las obras de teatro, en una correcta labor que junto con los soberbios decorados transportan al espectador al lugar en cuestión.
El guion, escrito por el director junto con Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo, es original y novedoso en todo lo que se propone, dejando al público absorto con todo lo nuevo que se le ofrece, ya que crea una atmósfera alrededor de unos personajes bien creados, dejando al descubierto sus demonios y excesos a través de una obra de teatro en la que el protagonista arriesga todo lo que le queda tanto económica como profesionalmente, concluyendo un film muy completo que cautivará a los cinéfilos más exigentes. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off tenebrosa y oscura que marca el desequilibrio psíquico del protagonista, siendo el resto efusivo e insinuante para marcar claramente las excéntricas personalidades del resto de personajes. Además, también merece la pena resaltar unos diálogos ácidos que llenan el film de ocurrencias disparatadas.
Concluyendo, la considero una obra original y arrolladora por mostrar una trama insana que deja al descubierto las singularidades de unos personajes bien construidos para atrapar al espectador. Además, su trama es de lo más desconcertante e imprevisible al arriesgar con éxito con una historia distinta que cautivara a todos aquellos que buscan ansiosamente un cine diferente y desde luego peculiar. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, montaje, efectos, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones, narrativa y diálogos que convierten a Birdman, en un film insólito pero maravilloso para ser descubierto por los cinéfilos más exigentes.